El Fundamento

Bíblico

¡Nuestra Teología!

¿Qué define todo lo que hacemos?

La Gracia y la Verdad

Pastor Miguel Quintero

En el primer siglo los cristianos eran descubiertos rápidamente, y no era por sus edificios, ni sus programas, ni sus publicaciones, redes sociales, o nombres famosos, porque no tenían nada de esto. ¿Qué era entonces?

Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Hechos 4:33

Testificaban de la verdad de Jesús y vivían en su gracia.

La verdad era el alimento que comían y el mensaje del que hablaban, pero la gracia era el aire que respiraban y el carácter que proyectaban. El mundo de aquel entonces nunca había visto tal cosa, y parece que no lo ha vuelto a ver. Esto era porque poseían el carácter de Jesucristo, el cual lo podemos resumir en dos rasgos:

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan 1:1 y 14

No dice que estaba lleno de tantas otras cosas que podríamos usar para definir Su carácter, solo dos cosas: gracia y verdad. Israel tenía la verdad desde Moisés, pero Jesucristo fue el primero que trajo una visión clara de la gracia.

La verdad revela el pecado y el dolor, pero la gracia trae perdón y esperanza.

El hecho de estar orientados hacia la verdad nos ha convertido en teólogos, pero esto nos ha llevado a juzgar con rapidez y a perdonar con lentitud. Somos fuertes en la verdad, pero débiles en la gracia. Son incontables los errores que cometemos en el ministerio, en el matrimonio, con los hijos, con los amigos, por la falta de un equilibrio entre la verdad y la gracia.

Usamos la verdad como espada o garrote para herir o golpear, creyendo que estamos haciendo algo justo, por eso oímos expresiones tales como: “Es que yo no ando con rodeos”, “Es que yo soy muy sincero”, “Esta es la verdad duélale al que le duela” y muchas otras expresiones que justifican nuestra verdad.

Si en cada situación que enfrentamos, nos preguntamos cómo hubiera actuado el Señor Jesucristo, siempre encontraríamos la misma respuesta, actuaría en gracia y verdad. Por eso a los pecadores les encantaba estar cerca de Él.

¿Qué les mostraba Jesús que hoy en día no estamos mostrando? – La gracia. La gente sentía que Jesús los amaba, aun cuando les decía la verdad.

Lo más seguro es que no necesitamos definir la verdad, pero ¿Qué es la Gracia?

La gracia no es que Dios rebaja sus normas, sino que el cumple esas normas por medio del sacrificio en la cruz del calvario. Jesucristo fue a la cruz porque no estaba dispuesto a pasar por alto las verdades de su santidad y de nuestro pecado, sino que Él fue y dio lo que la verdad exigía, un sacrificio por nuestros pecados.

La gracia es el don inmerecido de Dios para el hombre. Es la mano de Dios extendida al hombre, para que éste la tome por medio de la fe.

¿Por qué nos cuesta ofrecer la gracia?

El problema es que vivimos en una sociedad infectada con un espíritu venenoso llamado, mis derechos. Siempre pensamos que nos merecemos más. Siempre nos sentimos insatisfechos con nuestro cónyuge, con nuestros hijos, con la congregación, con el vendedor, con todo aquel del cual esperamos algo. Hasta llegamos a desilusionarnos de Dios, porque no nos da todo lo que queremos.

Se nos ha olvidado la gracia, se nos ha olvidado que nos merecíamos la muerte y Él nos ha dado vida, nos merecíamos vergüenza y Él nos ha puesto en alto, nos merecíamos la cárcel y Él nos ha dado un paseo por esta vida.

Por eso nos cuesta mostrar la gracia cuando otros no hacen lo que yo espero, cuando la esposa o el esposo se equivoca, cuando el hijo o la hija cometen una falta, cuando el hermano o el amigo fallan. Porque estamos listos para usar la verdad.

Cuando el Señor fue al templo, leyó el pasaje de Isaías que deja ver su interés en dar de su gracia. El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. Lucas 14:18-19

Al leer este pasaje Bíblico, no se enfocó en su tarea como portador de la verdad, pero si como el poseedor de una unción dedicada a solucionar el problema de los quebrantados de corazón, de los cautivos por vicios y adicciones, de los ciegos que niegan el problema que afecta sus vidas, de los oprimidos de corazón por causa del maltrato y el abuso. Y resumió su tarea como llegar en algún año de la vida de una persona con la solución a sus problemas.

Podemos notar que Él se detuvo en la lectura justo antes de la parte que anuncia el día de venganza del Dios nuestro. Esto para enseñarnos que la unción no es para declarar juicio ni venganza, sino para traer gracia y sanidad al alma agobiada por los efectos del pecado.

Necesitamos llegar al punto donde podamos ver al que falla con la óptica de Jesucristo, y no con la óptica de la sociedad. Todo lo que Él hizo en su ministerio terrenal fue para que observáramos este proceso:

 

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