Formación de Consejeros

A lo largo de los años, desde denominaciones hasta creyentes hemos convertido el cristianismo en un asunto de demostrar que tenemos la verdad, y que los demás están en un error. De hecho, todo el que tiene una revelación de Jesucristo tiene la verdad, porque Él se presentó como “el camino, la verdad y la vida”.

Pero el creer que somos poseedores de una verdad absoluta nos ha convertido en predicadores, maestros y consejeros enfocados en esgrimir la verdad como una “espada de dos filos”, que disciplina, descalifica o condena a todo aquel que no encaja con nuestra verdad.

En lo que se refiere al tema de la consejería, las iglesias están llenas de consejeros bíblicos empíricos, que evalúan, diagnostican y ofrecen soluciones basados en su experiencia personal con Dios y en su propia “verdad”. Ellos creen que todos los demás creyentes deberían funcionar como ellos lo hacen, y que el proceso que ocurrió en su vida para llegar a Jesucristo debería ocurrir en la vida de cualquier persona de este mundo.

Además de esto, se desarrollaron modelos de consejería donde solo existen dos dimensiones, la carne y el Espíritu, en otras palabras, o se es carnal o espiritual, creando culpabilidad y condenación para aquel que se esfuerza, pero no da la talla espiritual establecida por los más “espirituales”. Y aquellos que son más condescendientes, no condenan, pero tampoco pueden ofrecer una solución, excepto el compromiso de que van a orar por el problema, y que la persona debe orar y poner todo en las manos de Dios, que Él tiene control de todas las cosas.

El entenamiento en Consejería Práctica basada en la TFE viene a llenar ese vacío que hay en las iglesias y en el ministerio, con un modelo que puede parecer nuevo, pero que en realidad fue el modelo enseñado por el Señor Jesucristo en su ministerio terrenal.

El Antiguo Testamento siempre estuvo lleno de verdad, pero Jesucristo agregó un aspecto clave para restaurar a la humanidad y fue la Gracia. De hecho, no estamos en la dispensación de la Verdad, sino de la Gracia. El evangelio de Juan en su primer capítulo lo muestra “lleno de Gracia y Verdad”, lo cual caracterizó su ministerio terrenal, y que es el fundamento de todo lo que ofrecemos. Porque la verdad saca a relucir el pecado, pero la gracia ofrece perdón y restauración.

Después de obtener una Licenciatura y un postgrado en Psicología Clínica Cristiana, y más de 15 años realizando consejería individual, matrimonial y familiar con un enfoque Espiritual, Bíblico y Educativo, nos dimos cuenta qué habíamos dejado por fuera un área clave como es la parte emocional. Porque esto es lo que nos diferencia del reino animal, ya que no funcionamos por instinto sino por emociones y sentimientos, tal como nos diseñó Dios. Esto nos llevó hace 8 años a estudiar cómo ser más efectivos en el trabajo de la consejería. Entonces aprendimos que para ser eficientes en la mejoría o la restauración de individuos o parejas, necesitábamos tres cosas:

- Un principio bíblico

Desde la creación del hombre Dios definió ciertos principios para el éxito en la vida los cuales no han sido entendidos ni practicados.

- Un principio teórico y un proceso de cambio.

Investigamos y analizamos el principio teórico y el proceso de cambio más exitoso en la actualidad para restaurar individuos, parejas y relaciones destruidas entre padres e hijos, el cual está basado en la Terapia Focalizada en las Emociones (TFE).

Como encaja la TFE con la Gracia y la Verdad

El principio básico de la TFE es dejar de enfocarse en la conducta de una persona, y profundizar en las emociones que producen esa conducta. Porque toda conducta del ser humano tiene un origen, una causa, algo que dispara es comportamiento. Muchos estudios científicos demostraron que emociones muy profundas; tales como el miedo, el dolor y la angustia, originan otras emociones secundarias tales como la ira, el aislamiento, y muchas más que se manifiestan mediante conductas equivocadas.

El gran problema del ser humano lo declara la Palabra de Dios, y es que “el hombre mira lo que está delante de sus ojos”, en otras palabras, solo ve la conducta del cónyuge, del hijo, del amigo, y va a hacer cualquier cosa para cambiar esa conducta, usando el pleito, el insulto, la amenaza, la extorción o manipulación, incluso hasta el castigo físico.

La TFE es una práctica maravillosa porque enseña no solo al consejero, sino a parejas y a padres a tomar un ascensor y descender a lo profundo del corazón para buscar esas emociones primarias, y entender el origen de la conducta equivocada, y entonces ofrecer un proceso de cambio. Esto no es otra cosa que dejar de mirar lo que está delante de nuestros ojos, y con el entrenamiento y la ayuda de Dios mirar lo que ocurre en el corazón. Este es el principio básico: la verdad mira la conducta, pero la gracia nos hace ir más profundo para ver los sentimientos y entonces ofrecer esperanza, perdón y restauración.

Tal como lo hizo Jesús muchas veces, y uno de los ejemplos maravillosos es el de la mujer adúltera. Los que la llevaron ante Él tenían la verdad y era algo que no se podía negar, pero Jesús no se detuvo viendo a una mujer promiscua, sino que tomó el ascensor de la gracia y vio a una mujer con un corazón herido tal vez por el abuso sexual en la infancia; entonces desvió la atención de estas personas hacia sus propios corazones, y les hizo entender que ellos también tenían problemas que nadie más sabía. Y a la mujer le extendió su gracia sin desconocer la verdad, porque le dijo que estaba en pecado y no podía continuar así, sin embargo, Él le otorgó su misericordia.

Hemos aprendido que un método científico lleno de herramientas puede ser usado para diagnosticar y ofrecer un proceso de cambio a través de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo, las dos herramientas más poderosas para transformar la vida del ser humano.

Ofrecemos un entrenamiento altamente efectivo para tratar la gran mayoría de los males que aquejan a nuestras congregaciones y comunidades, y a la vez, si nuestro diagnostico nos muestra algo que no está a nuestro alcance para solucionarlo, entonces podemos referir a la persona con el profesional adecuado.