Debemos partir de que las condiciones que teníamos antes de la pandemia ya nunca volverán a ser iguales. Por lo tanto, la iglesia necesita prepararse para responder a su llamado bajo las nuevas condiciones, tal como lo hizo la iglesia del primer siglo.
El primer y gran paso debe ser que el creyente deje de verse como un miembro de la iglesia. Porque todo miembro que pertenece a una membresía, como un gimnasio, una línea aérea, un club social y aun la iglesia, está enfocado en los beneficios que le ofrece dicha membresía.
El segundo paso será que la iglesia tenga menos miembros y más discípulos. Porque el discípulo de Jesucristo no está esperando beneficios, sino viendo cómo puede servir a otros tal como lo ejemplificó el Señor Jesucristo.
Es hora de que las plataformas de internet sean invadidas no solo por pastores o predicadores, sino por discípulos de Jesucristo que las usan para hacer otros discípulos. El desconocimiento de la tecnología ya no es una excusa porque hoy en día la mayoría de la gente interactúa con muchos otros a través de las diferentes redes sociales.
Es hora de apropiarnos de ese sentir que hubo en los primeros cristianos, ya que tenemos dos ventajas que ellos no tuvieron; una que tenemos los derechos legales, y dos que tenemos la mejor tecnología de todos los tiempos.
Necesitamos una iglesia del Siglo XXI tomando una parte dinámica y activa a través de las plataformas de Internet. Donde cada creyente se active y use las redes para testificar, alcanzar a otros, dar Estudios Bíblicos o clases de Discipulado persona a persona. Este será nuestro futuro campo de batalla y de acción.
Cada día descubriremos nuevos métodos para ganar a otros para Jesucristo usando las plataformas en Internet, pero no solo manteniendo el mismo mensaje Apostólico, sino reavivando el espíritu de los cristianos del primer siglo.